miércoles, 25 de mayo de 2016

La capacidad de atención de los niños y niñas


La capacidad de atención: cómo mejorarla.

El proceso de desarrollo de la capacidad de atención es algo complejo y en numerosas ocasiones los niños y niñas se distraen con demasiada frecuencia. Son muchos los estímulos que llaman su atención, normalmente más llamativos que lo que intentamos enseñarles. Las tareas académicas resultan estímulos menos atractivos que difícilmente pueden competir con otros que hay en el ambiente. Como consecuencia, los niños y niñas se distraen de sus estudios en numerosas ocasiones, tienen dificultades para mantenerse en una tarea, estudiar se convierte en una actividad ardua y tediosa, y lógicamente ni aprenden, ni obtienen un buen resultado.

El proceso de atención puede definirse como la capacidad de focalizar la mente en algo concreto, siendo imprescindible para que pueda producirse el proceso de aprendizaje. Son dos procesos inseparables, ya que para aprender es necesario focalizar la mente en el contenido, para que éste pueda ser trabajado y procesado, dándole un significado y por lo tanto aprendiéndolo. Para aprender algo es necesario estar concentrado en ello, prestar atención y retirarla de estímulos distractores. Sin atención no se puede aprender prácticamente nada.

Las características de la atención pueden ayudarnos a comprender su funcionamiento y las dificultades de los niños y niñas que tienen falta de atención:

  • Capacidad limitada: la capacidad de la atención es limitada, podemos atender a varias cosas a la vez, pero sin superar dicha capacidad. De esta manera cuantas más cosas tienen que atender los niños, menos atención pueden prestar a cada una de ellas.
  • Oscilamiento: la atención suele oscilar, no se mantiene fija en un estímulo o tarea de manera indefinida. Normalmente pasado un tiempo, la mente cambia su atención a otro foco.

Ayudar a los niños y niñas a dirigir su atención de forma consciente hacía aquello que quieren aprender, evitando otros estímulos distractores es una tarea necesaria para potenciar sus aprendizajes. De esta manera conseguiremos que se concentren en la tarea o contenido concreto que tienen que aprender y, como consecuencia mejoraran su rendimiento. Entrenarles para que sean capaces de dirigir su atención se convierte en una necesidad educativa que no podemos eludir, en una necesidad que supone abrirles las puertas al aprendizaje, a través del control de la focalización de su mente. 

Factores que afectan al mecanismo de la atención.


Centrar la atención en algo concreto puede ser complicado, sobre todo para los niños y niñas pequeños.

¿Por qué a veces les cuesta centrar la atención? ¿Cómo funciona el proceso? ¿Cuáles son los factores que determinan la focalización de la mente? Para responder a estas preguntas vamos a analizar el mecanismo de la atención, comprender su funcionamiento nos será de gran ayuda para favorecer este proceso en los niños y niñas

Los factores que determinan la atención


Existen dos tipos de factores que determinan la atención:

-  Determinantes internos: son aquellos factores que provienen del interior de la persona y que, por lo tanto, en cierto sentido dependen de cada individuo. No siempre podemos actuar directamente sobre estos determinantes, pero si podemos conocerlos y buscar el momento más adecuado para centrar su atención:

    • El estado orgánico: hace referencia a cómo se encuentre físicamente el niño. Está claro que si aparece el cansancio, alguna dolencia, estados febriles, etcétera, será más difícil que se pueda centrar y dirigir su atención.
    • La emoción: es uno de los determinantes claves de la atención. La emoción dirige la atención, los estados de ánimo positivos contribuyen a focalizar la atención. En cambio estados negativos como miedo, tristeza, etcétera son enemigos de la concentración. Por ello, si queremos que nuestros hijos estén atentos, es muy importante generar un estado de ánimo positivo asociado a la tarea, en cambio cuando les reñimos o provocamos tensión tendrán más dificultades para centrarse.
    • Los intereses personales y la motivación: nuestra mente se focaliza mejor y más rápidamente hacía aquello que nos interesa o motiva. Por tanto, debemos buscar aquello que a cada uno de nuestros pequeños le interese para impulsar su atención.

- Determinantes externos serían aquellos que proceden del medio externo y favorecen o dificultan la concentración del niño. Al ser estímulos externos son los que podemos y debemos controlar  para mejorar la atención de nuestros pequeños:

    • El tipo de estímulo: algunos estímulos resultan más atractivos que otros.
    • Cambio: cuando aparece un estímulo diferente que supone un cambio nuestra atención se dirige hacia ese estímulo.
    • Repetición: cuando un estímulo se repite con frecuencia tiende a ser desatendido.
    • Contraste: aquellos estímulos que supongan un contraste captan la atención.
    • Novedad: los estímulos novedosos resultan más atractivos e interesantes y por lo tanto atrapan la atención.
    • Carga emocional: los estímulos que tienen una carga emocional acaparan la focalización de la mente.

Procesos mentales implicados en el proceso de atención.


Para terminar de comprender cómo funciona la concentración de nuestros niños y niñas, veamos los procesos mentales implicados en el proceso de atención, que son aquellas actividades que realiza la mente cuando intenta centrar la atención:

  • Procesos de focalización de la actividad mental: se trata de la actividad encargada de centrar la atención en una cosa concreta, por ejemplo en la explicación del maestro en clase.
  • Procesos selectivos: son los que se encargan de seleccionar entre todos los estímulos y de ignorar los que no van a ser atendidos. Por ejemplo sería el proceso que hace que en esa explicación del maestro el niño sea capaz de ignorar al compañero, al ruido que escucha en la calle, etcétera.
  • Procesos de distribución: estos procesos se ponen en marcha en aquellas situaciones en las que  se debe atender a más de un estímulo al mismo tiempo. Por ejemplo, escuchar al profesor, ver lo que está escrito en la pizarra, anotarlo en sus cuadernos…
  • Procesos de mantenimiento: o capacidad de mantener la atención, estos procesos son los responsables de la concentración.

La sobreestimulación: la gran enemiga de la atención.


En la actualidad vivimos en un entorno sobrecargado de estímulos, vivimos en una época en la que la cantidad de información y estímulos a los que tienen acceso nuestros niños y niñas es mayor que en cualquier otra época del pasado. Los niños y las niñas están sobrestimulados, y muchos de estos estímulos son más novedosos, dinámicos, se mueven y generan una mayor concentración. En cambio las tareas escolares, el aprendizaje formal permanece ajeno a esta revolución tecnológica y comunicativa, convirtiéndose de este modo es estímulos a los que la mente de los niños y niñas desatiende.

Ante tal avalancha de estímulos, y como respuesta a la necesidad de la mente de procesar toda la información que pudiese ser relevante aparece la falta de atención. Esta falta de concentración, es en realidad un intento de dar respuesta a la sobrestimulación, la mente pretende atender el mayor número de estímulos (el ruido de la calle, la televisión puesta, el mensaje del teléfono móvil, un juego de la tablet, la publicidad…) de manera simultánea. El cerebro humano no está preparado para atender simultáneamente a esa cantidad de estímulos y en un intento de sobre atender se produce una falta de atención. La mente pasa de un estímulo a otro, oscila a gran velocidad y no tiene tiempo de procesar profundamente ninguno de los estímulos. 

Cómo mejorar la atención en los niños.


La atención es un proceso mental que se va desarrollando poco a poco enmarcado en el desarrollo cognitivo de las personas y por lo tanto es susceptible de entrenamiento para un desarrollo óptimo.

El desarrollo de la capacidad de atención puede y debe ser favorecido en los niños, eso sí, poco a poco. Para ello, en primer lugar es fundamental conocer las características generales de la atención en cada etapa, ya que exigir más de lo que puedan hacer resultara contraproducente. Debemos saber cuánto tiempo pueden mantener la atención y de este modo exigirles lo adecuado a cada edad. Si todavía no han alcanzado la madurez de las estructuras mentales, y el nivel de desarrollo cognitivo que les permita mantener su capacidad de atención, estaremos exigiendo algo para lo que aún no están preparados y se creará una tensión innecesaria.

¿Cuánto tiempo pueden mantener la atención los niños?


Edad
Tiempo
0 a 1 año:
de 2 a 3 minutos.
1 a 2 años:
de 7 a 8 minutos.
2 a 3 años:
hasta 10 minutos.
3 a 4 años:
hasta 15 minutos.
4 a 5 años:
hasta 20 minutos.
5 a 6 años:
hasta 25 minutos.
6 a 8 años:
hasta 30 minutos.
8 a 10 años:
hasta 45 minutos.
10 a 12 años:
hasta 55 minutos.
12 años en adelante:
hasta 1 hora.

Con las lógicas variaciones individuales, podemos seguir estos tiempos orientativos.

A partir de una hora, es habitual comenzar a distraerse, incluso las personas adultas.

 

Crear el hábito para mantener la atención


El objetivo de la estimulación del proceso atencional será crear un hábito, de manera que los niños y las niñas puedan decidir cuándo y hacía qué objeto centran su atención. De este modo podrán dirigir y mantener su atención en las obligaciones diarias, tareas escolares, aprendizajes, etcétera, y al mismo tiempo serán capaces de ignorar los posibles estímulos distractores.

  • Observa y conoce al niño en cuestión, averigua el momento del día en el que está más predispuesto a la concentración, identifica las tareas que le interesan y captan su atención con mayor facilidad. Conocer al niño o la niña te ayudará a hacer un plan de entrenamiento personalizado.
  • Encuentra y crea un espacio para poder trabajar la atención, ha de ser un espacio libre de distracciones que favorezca la concentración. Algunas de las cosas que favorecen la atención son la luz natural, el orden, ausencia de ordenador, teléfono móvil, ruidos, personas…
  • Comienza el plan de entrenamiento: el objetivo es crear un plan a medida, se trata de trabajar con tiempos de atención. Comenzaremos con tiempos cortos (lo que el pequeño pueda mantener la atención, no importa si empezamos con cinco minutos, pero poco a poco debemos ir aumentando ese tiempo. Por ejemplo, cuando haya conseguido el objetivo (estar una semana concentrado todos los días durante cinco minutos en una tarea), ampliaremos el tiempo y pasaremos al siguiente objetivo.
  • Prepara una tabla con los tiempos y objetivos y márcalos. Es importante que el niño lo vea para controlar su progreso y reforzarse. Puedes también introducir recompensas para cuando logre un objetivo.
  • Comienza con actividades que le interesen o puedan resultar motivadoras, que requieran estar sentado y concentrado en un trabajo intelectual. Para ello emplea temas que llamen su atención (algún animal, personaje…), dibujar, leer, recortar, puzzles o similares.
  • A medida que vayamos aumentando el tiempo, organiza sus tareas y ayúdale a organizarlas. Una buena opción es hacer una lista de tareas, ya que cuando la tarea está clara es más sencillo centrar la atención.
  • En algunos casos es conveniente enseñar a los niños y niñas a prepararse para centrar la atención. Para ello puede ser útil alguna técnica de relajación, meditación, etcétera Se trata de dejar pasar los pensamientos intrusivos y redirigir la atención hacia la tarea a realizar.
  • Cuida los determinantes de la atención. Por ejemplo, si están activos en el desempeño de las tareas les será más fácil mantener la atención, estímulos llamativos, motivación, etcétera.